
Arquitectos de Madrid: las figuras más influyentes de la arquitectura española
“Madrid es no tener nada y tenerlo todo”, escribió Ramón Gómez de la Serna, una frase que define la ciudad a la perfección. Al recorrer sus calles asistimos a una conversación constante entre épocas, entre lo antiguo y lo moderno. Esa conversación ha sido trazada por grandes nombres de la arquitectura, aquellos que supieron interpretar el lenguaje urbano y transformarlo.
Figuras como Alejandro de la Sota, Antonio Palacios, Rafael Moneo, Juan Herreros o Emilio Tuñón no solo levantaron edificios: dieron forma a una identidad colectiva, a un paisaje urbano que seguimos habitando y reinterpretando.
En UNIE Universidad compartimos esa misma pasión por comprender y transformar el mundo que nos rodea. Por eso te invito a descubrir cómo conectamos el aprendizaje con la vida real, con el pulso de ciudades como Madrid y con los retos de nuestro tiempo.
¿Por qué Madrid es un epicentro de la arquitectura en España?
Historia urbana, transformación y vanguardia arquitectónica
Madrid no ha sido siempre la gran capital que conocemos hoy. Durante siglos ha sido una ciudad en constante transformación: se derribaron murallas, se abrieron grandes avenidas y se levantaron barrios enteros para dar respuesta a una población que no paraba de crecer. El famoso Plan Castro del siglo XIX, por ejemplo, extendió la ciudad más allá del casco histórico y dio forma a zonas como el barrio de Salamanca.
Ya en tiempos más recientes, proyectos como Madrid Río cambiaron por completo la relación de la ciudad con el río Manzanares. Donde antes había carreteras, hoy hay parques, paseos y puentes peatonales. Esta capacidad de reinventarse es lo que ha hecho de Madrid un espacio en el que la arquitectura no se limita a construir, sino a repensar cómo vivimos la ciudad.
Madrid, un laboratorio de estilos: del clasicismo a la arquitectura contemporánea
Lo sorprendente de Madrid es la convivencia de estilos. En pocas manzanas puedes pasar del barroco de la Plaza Mayor al neoclásico de la Puerta de Alcalá, o del racionalismo del siglo XX a los rascacielos que definen hoy la Castellana. El Palacio de Cibeles, inaugurado en 1919, es un buen ejemplo de ese carácter ecléctico: un edificio monumental que fue oficina de Correos, y que ahora funciona como Ayuntamiento y espacio cultural abierto a todos.
A la vez, la ciudad ha ido incorporando una nueva silueta más vertical. Las Cuatro Torres y la más reciente Torre Caleido han cambiado el horizonte de Madrid y lo han situado en la liga de las grandes capitales europeas con skylines reconocibles.
Alejandro de la Sota: el legado atemporal de un arquitecto esencial
Obras icónicas: Gimnasio del Colegio Maravillas y otros referente
Si hay un edificio que resume el talento de Alejandro de la Sota es el Gimnasio del Colegio Maravillas. Construido en los años 60, se levantó en una parcela con un desnivel de más de diez metros. De la Sota no vio el problema, sino la oportunidad: aprovechó la pendiente para crear un espacio deportivo bajo el patio del colegio. El resultado fue un diseño moderno y funcional, que hoy es considerado un clásico de la arquitectura española.
Además de esta obra, De la Sota destacó por su forma de trabajar con materiales industriales, como el acero o el hormigón, que usaba de una manera limpia y honesta. Su estilo influyó en muchos arquitectos jóvenes y marcó un antes y un después en la manera de entender la arquitectura en España.
Otros arquitectos madrileños que marcaron un antes y un después
Antonio Palacios: el genio detrás del Palacio de Cibeles y la estación de Gran Vía
Hablar de Madrid sin mencionar a Antonio Palacios es imposible. Fue el autor de algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad: el Palacio de Cibeles, el Hospital de Maudes o el Círculo de Bellas Artes. También diseñó varias estaciones del Metro, entre ellas la de Gran Vía, que todavía conserva su icónica marquesina de hierro y cristal. Palacios imaginó una ciudad moderna y monumental, y dejó una huella imborrable en su paisaje urbano.
Rafael Moneo: innovación, elegancia y arquitectura institucional
Rafael Moneo es uno de los grandes nombres de la arquitectura española y el primer arquitecto nacional en recibir el Premio Pritzker. En Madrid su trabajo más visible es la ampliación del Museo del Prado, donde consiguió integrar un claustro barroco en un edificio contemporáneo. También es autor de la sede de Bankinter, un edificio que combina modernidad con una integración muy cuidada en la Castellana. Su obra demuestra que la arquitectura institucional puede ser innovadora sin perder su elegancia.
Juan Herreros, Emilio Tuñón o Mansilla: nuevas generaciones con sello propio
Madrid también ha visto crecer a arquitectos de generaciones más recientes como Juan Herreros, Emilio Tuñón o el fallecido Luis Moreno Mansilla. Su trabajo está marcado por la búsqueda de nuevas formas de habitar y por el compromiso con la sostenibilidad. Han firmado proyectos culturales, viviendas y espacios públicos que miran hacia el futuro sin olvidar el contexto urbano de la ciudad.
Estilos y tendencias que han dado forma a la arquitectura madrileña
Neoclásico, modernismo y racionalismo en la ciudad
Cómo hemos mencionado anteriormente, a lo largo de los siglos, Madrid ha sido un crisol de estilos arquitectónicos. El neoclásico dejó joyas como la Puerta de Alcalá o el Museo del Prado. El modernismo tuvo menos presencia que en ciudades como Barcelona, pero aún se pueden ver ejemplos en barrios como Chamberí. Y el racionalismo del siglo XX aportó líneas limpias y funcionales, visibles en muchos edificios residenciales e institucionales de la ciudad.
Arquitectura institucional, habitacional y cultural como motores de innovación
La arquitectura madrileña no solo se entiende en los grandes monumentos, sino también en el día a día. Los planes de vivienda del siglo XX transformaron barrios enteros y dieron forma a una nueva manera de entender la vida urbana. Los edificios culturales, como el CaixaForum o el renovado Centro Cultural Conde Duque, son ejemplos de cómo se combina patrimonio con modernidad. Y las sedes institucionales o corporativas han sido terreno para probar nuevas soluciones constructivas, que después se trasladan a otros ámbitos.
Madrid es una ciudad que se disfruta con calma, recorriendo sus calles y dejándose sorprender por edificios que son auténticas lecciones de historia y modernidad. Lo mejor es que muchos de ellos están abiertos al público: desde museos hasta palacios y centros culturales, la ciudad ofrece ocasiones para entrar, recorrer sus pasillos y contemplar de cerca espacios que normalmente solo vemos desde fuera.
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