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Guía para afrontar el primer día en la universidad

UNIE Universidad
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Hay un libro que sigue vendiéndose década tras década, en librerías universitarias y estanterías digitales. Se llama Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, y lo escribió Dale Carnegie en 1936. Más allá del título algo pretencioso, el éxito del libro no es casual: su esencia conecta con una necesidad profundamente humana, que se vuelve urgente en ciertos momentos de la vida. Como, por ejemplo, el primer día de universidad. Porque no es solo una jornada cualquiera: es un salto. Y en ese salto, hacer amigos (o al menos no sentirse perdido) puede marcar tu experiencia.

Aterrizar en el mundo universitario, con sus códigos nuevos, sus pasillos desconocidos y esa mezcla extraña de emoción e incertidumbre, no es fácil para nadie. Ni siquiera para quienes llegan acompañados.

Por eso hemos preparado esta guía. No para darte una lista de cosas que “deberías hacer”, sino para ayudarte a entender que lo que sientes es normal, que hay formas de prepararse sin agobiarse, y que todo tiene su tiempo. Y si estás en ese momento de transición, si ya tienes claro qué quieres estudiar o estás valorando dónde dar el paso, en UNIE Universidad encontrarás también un espacio donde empezar con el pie derecho y muy bien acompañado.

¿Por qué el primer día de universidad genera tantos nervios?

Miedos comunes: ¡no eres solo tú!

Los nervios del primer día no son raros, ni exagerados, ni algo que deberías esconder. Le pasa a casi todo el mundo. Hay quienes no duermen bien la noche anterior, quienes desayunan con un nudo en el estómago o quienes revisan veinte veces el horario por miedo a equivocarse de aula. Es normal. De verdad.

Muchos tienen miedo a no hacer amigos, a no entender nada en clase, a no sentirse “suficientemente universitarios”. Pero lo cierto es que nadie llega sabiendo cómo funciona todo. Todos vamos aprendiendo sobre la marcha. Y aunque no lo parezca, incluso esa persona que parece tan segura también tiene sus dudas.

La presión por "causar buena impresión" y cómo restarle importancia

Es fácil pensar que tienes que llegar el primer día siendo simpático, inteligente, sociable, seguro… pero no es así. Nadie te está evaluando. Lo más importante es ser tú. Saludar, escuchar, estar con una actitud abierta es más que suficiente. Las conexiones con otros no surgen por quedar bien, sino por ser honesto y natural. Si no te apetece hablar mucho el primer día, también está bien. No hay una única forma correcta de empezar. Y te aseguro que poco a poco, con calma, irás encontrando tu sitio.

Cómo prepararte antes del primer día de universidad

Revisa tu horario, ubicación y accesos al campus

Antes de empezar, dedica un rato tranquilo a revisar tu horario y mirar bien dónde está cada clase. Si puedes, haz el trayecto unos días antes: cómo llegar al campus, cuánto tardas, por dónde se entra, qué metro o autobús te deja más cerca.

Así evitarás el estrés de última hora y te sentirás más tranquilo el primer día.

Incluso puedes localizar cafeterías, baños o zonas para sentarte si llegas con tiempo. Conocer el terreno te da una sensación de control que viene muy bien cuando todo lo demás es nuevo.

Qué llevar en tu mochila (y qué puedes dejar en casa)

No hace falta que vayas cargado como si fueras de excursión. Lleva lo justo:

  • Un cuaderno y bolígrafo para tomar notas
  • Tu móvil (con batería, o mejor aún, con un cargador)
  • Botella de agua
  • Algo ligero para picar si tienes clase durante muchas horas
  • Y, si usas portátil, llévalo solo si sabes que lo vas a necesitar

Todo lo demás puedes dejarlo en casa. Si te olvidas algo, no pasa nada. Lo importante es ir cómodo y con la cabeza un poco despejada.

El gran día: qué hacer el primer día de universidad

Llega con tiempo y permite perderte (porque pasará)

Ese día, levántate con tiempo y sal con margen. Llegar unos minutos antes te permite ubicarte, respirar hondo y observar un poco sin agobios.

Y sí, puede que te pierdas buscando un aula o que te equivoques de edificio. Es lo más normal del mundo. No eres el único, y eso también se convierte en excusa para empezar una conversación: “¿Tú sabes dónde está la clase de…?”.

Rompe el hielo: empieza a hablar con otros estudiantes

No hace falta soltar un discurso. Un “¿Tú también estás en esta clase?”, “¿Has visto el horario?”, o incluso un comentario sobre lo difícil que fue encontrar el aula es más que suficiente. Esas frases sencillas abren la puerta a conversaciones naturales. Y, sin darte cuenta, ya no estás solo. No hace falta caer bien a todo el mundo, basta con abrirte un poco. Poco a poco, vas encontrando con quién te entiendes.

Participa en las actividades o charlas de bienvenida

Ese tipo de eventos suelen parecer aburridos o incómodos… hasta que vas. Ahí conoces a otros como tú, descubres qué clubes o asociaciones existen, o simplemente te das cuenta de que no eres el único que está un poco perdido.

No tienes que apuntarte a todo. Basta con ir, curiosear y quedarte con lo que te interese.

Cómo afrontar la universidad desde el principio

No te exijas ser productivo desde el minuto uno

Al principio todo parece nuevo y enorme. Y a veces te entra la sensación de que deberías estar ya rindiendo al máximo, entendiendo todas las asignaturas, tomando apuntes perfectos y siendo súper eficiente.

Pero no hace falta. Estás empezando. Date un poco de margen. El cuerpo y la mente necesitan tiempo para adaptarse a una nueva rutina, a nuevos espacios, a nuevos ritmos.

Crea tu pequeña rutina desde el principio

No tiene que ser algo complicado. Basta con marcarte algunas cosas básicas:

  • A qué hora te vas a levantar
  • Cuándo vas a revisar lo que has hecho en clase
  • Cuándo vas a descansar, comer bien o desconectar

Esa rutina sencilla te da estructura y hace que te sientas más estable, incluso cuando todo a tu alrededor es nuevo.

Apóyate en los tutores o estudiantes de cursos superiores

Muchas universidades tienen programas de acompañamiento o tutorías. También puedes preguntar directamente a gente que ya lleva uno o dos años. La mayoría de estudiantes mayores están encantados de ayudar porque ellos también pasaron por lo mismo.

Pregúntales por profesores, asignaturas, formas de organizarse… Aprender de su experiencia puede ahorrarte muchos agobios.

Recursos y apoyos que te ofrece la universidad

La mayoría de universidades no solo dan clase: ofrecen espacios para ayudarte a adaptarte, aprender y crecer.

En el caso de UNIE Universidad, por ejemplo, hay servicios de orientación, tutorías individualizadas, herramientas digitales para organizarte mejor, actividades que te ayudan a integrarte y profesores que realmente se implican en tu proceso de aprendizaje.

Buscar apoyo no es señal de debilidad, es una forma inteligente de empezar con buen pie.

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