
Funciones de un psicólogo deportivo y ámbitos de actuación
Cuando Carolina Marín se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016, no solo estaba celebrando una victoria deportiva. Detrás de cada saque y cada punto en cada partido de bádminton, había horas de entrenamiento físico... y mental. Su equipo no solo contaba con preparadores técnicos y médicos: también con un psicólogo deportivo que la ayudó a gestionar la presión, a recuperarse de lesiones y a mantener su concentración en medio del ruido mediático.
La figura del psicólogo deportivo ha dejado de ser una rareza para convertirse en un aliado indispensable en muchos equipos y disciplinas. Ya no se trata solo de “arreglar” una crisis puntual, sino de trabajar la fortaleza mental como parte del entrenamiento diario. Desde la base hasta el alto rendimiento, su labor se extiende a entrenadores, familias y entornos que influyen —y mucho— en el bienestar y el rendimiento de los deportistas.
En este artículo vamos a descubrir qué hace exactamente un psicólogo deportivo, en qué ámbitos trabaja, cómo mejora el rendimiento de los atletas y en qué lugares desarrolla su profesión. Si te interesa este campo, en UNIE Universidad, nuestro Máster en Psicología del Deporte está diseñado para que te conviertas en el profesional que la exigente y cambiante demanda del sector del alto rendimiento deportivo quiere tener en su equipo.
¿Qué hace un psicólogo deportivo?
Evaluación psicológica de los deportistas
Antes de empezar a trabajar con un deportista, el psicólogo deportivo realiza una evaluación para conocer su estado mental y emocional. Esto incluye entrevistas, cuestionarios y observación durante entrenamientos y competiciones. El objetivo es identificar aspectos como la motivación, la concentración, la gestión del estrés y la confianza en uno mismo. Con esta información, se empieza a diseñar un plan de trabajo adaptado a sus necesidades.
Diseño de estrategias para optimizar el rendimiento
Ahora bien, con la información recopilada, el psicólogo deportivo colabora con el deportista para desarrollar estrategias que mejoren su rendimiento. Esto puede incluir técnicas de visualización, establecimiento de objetivos, control de la respiración y manejo de pensamientos negativos. Aquí lo que se intenta lograr es que el atleta pueda mantener la concentración, superar momentos de presión y alcanzar su máximo potencial.
Asesoramiento a entrenadores y equipos
Pero, el trabajo del psicólogo deportivo no se queda solo en el “uno a uno” con los deportistas. También es una pieza clave para que entrenadores y equipos funcionen mejor, sobre todo en situaciones donde las emociones están a flor de piel, como una mala racha, un partido decisivo o una lesión inesperada.
¿Qué hace exactamente? Ayuda a los entrenadores a entender cómo acompañar emocionalmente a sus jugadores, cómo motivarlos sin caer en la presión excesiva, y cómo crear un ambiente donde el equipo trabaje unido, incluso en los momentos difíciles.
Áreas de intervención del psicólogo deportivo
Deporte de alto rendimiento
Cuando un deportista compite al máximo nivel, cualquier pequeño detalle cuenta. Aquí es donde el psicólogo deportivo se convierte en un apoyo fundamental. Les ayuda a gestionar la presión antes de una final, a salir mentalmente fuertes después de una lesión o a mantener la motivación cuando el cuerpo ya no puede más.
Iniciación deportiva y bases
En esta etapa, el psicólogo acompaña tanto a ellos como a sus entrenadores y familias. Y es que la psicología deportiva no empieza cuando ya eres profesional. Desde los primeros entrenamientos en la infancia o la adolescencia, hay mucho que trabajar. Los niños y jóvenes deportistas están en plena formación, y no solo en lo físico. Están aprendiendo a confiar en sí mismos, a trabajar en equipo, a aceptar errores y a celebrar sus logros sin miedo.
Salud, ocio y recreación
No hace falta competir para beneficiarse del trabajo de un psicólogo deportivo. Muchas personas se acercan al deporte buscando salud, desconexión, rutina o simplemente sentirse mejor. Pero a veces cuesta mantener la motivación, superar miedos o romper con hábitos sedentarios.
Aquí el psicólogo ayuda a fijar objetivos realistas, a entender por qué a veces nos cuesta tanto empezar (o seguir) y a disfrutar de la actividad física desde un lugar mucho más amable y personal.
Intervención en personas con necesidades especiales
También hay programas específicos en los que el psicólogo deportivo acompaña a personas con diversidad funcional, dificultades de aprendizaje u otras necesidades especiales. El deporte puede ser una herramienta muy poderosa para mejorar la autoestima, las relaciones sociales o la autonomía.
El trabajo en estos casos es muy cuidadoso y adaptado a cada persona, pero siempre con una idea en común: que el deporte sea un espacio donde todos se sientan parte y puedan avanzar a su ritmo.
¿Cómo mejora el psicólogo deportivo el rendimiento de los atletas?
Entrenamiento mental y mejora de la concentración
Uno de los grandes enemigos de los deportistas es la distracción. En medio de una carrera, un partido o un salto, justo antes de tirar un penalti… hay mil cosas que pueden desviar la atención: el público, el marcador, un fallo anterior, los nervios. Aquí es donde entra en juego el entrenamiento mental.
El psicólogo deportivo enseña a los atletas a entrenar su mente igual que entrenan su cuerpo. Se trabaja mucho con ejercicios de concentración, como los que usan la técnica del “anclaje” (asociar un gesto con un estado mental) o la visualización (ver mentalmente cómo se desarrolla una jugada antes de hacerla). No es magia, es práctica. Y funciona.
Manejo del estrés y la ansiedad
Competir no siempre es divertido. Hay veces que el miedo a fallar, a decepcionar o a no estar a la altura bloquea. Esa presión puede traducirse en ansiedad, insomnio, dolores físicos… y un bajón en el rendimiento.
El psicólogo deportivo ayuda a identificar esos síntomas y enseña técnicas muy prácticas para gestionarlos. Desde ejercicios de respiración y control corporal hasta herramientas de mindfulness, relajación o reestructuración de pensamientos (“no tengo que ganar, tengo que dar lo mejor de mí”).
Desarrollo de la confianza y la motivación
Hay deportistas con talento de sobra que no acaban de despegar. A veces, lo que falta no es velocidad ni fuerza: es confianza. Creer en uno mismo puede marcar la diferencia entre rendir al 60% o al 100%.
El psicólogo trabaja con el deportista para reforzar esa confianza de forma realista, identificando lo que ya hace bien, recuperando momentos de éxito y aprendiendo de los errores sin machacarse. También ayuda a encontrar motivos más allá de las medallas: el gusto por superarse, por formar parte de un equipo, por disfrutar del proceso.
Establecimiento de metas realistas
Una parte clave del trabajo es enseñar a marcarse objetivos que tengan sentido. No vale con decir “quiero ser el mejor del mundo”. Hay que saber por dónde empezar y qué pasos seguir.
El psicólogo deportivo acompaña en ese proceso: se establecen metas pequeñas, concretas y alcanzables a corto plazo, que ayudan a mantener el foco y celebrar avances. Por ejemplo, mejorar el tiempo en 100 metros en dos semanas, o aprender a gestionar mejor los nervios en un entrenamiento.
Entornos laborales del psicólogo deportivo
Equipos deportivos profesionales
Cuando pensamos en un equipo de fútbol, de baloncesto o de atletismo de élite, entre bambalinas, hay otra figura que empieza a ser habitual: el psicólogo deportivo.
Su papel no es dar charlas motivacionales antes de los partidos, como en las películas. Por ejemplo, ayuda a que un jugador que viene de una lesión larga recupere la confianza en su cuerpo, o a que un equipo entero no se venga abajo tras una mala racha de resultados.
En clubes como el Atlético de Madrid o el Barça, ya es habitual contar con este perfil como parte del cuerpo técnico. Y no es solo por cuidar la mente del deportista, también para mejorar el rendimiento colectivo, gestionar las relaciones dentro del vestuario o enseñar a los jugadores a mantener la calma cuando el marcador aprieta y el estadio ruge.
Consultoría privada
No todos los deportistas tienen detrás a un gran club. Muchos entrenan por su cuenta, forman parte de equipos más modestos o simplemente quieren mejorar su rendimiento mental. Para ellos, la consultoría privada es la vía más común.
Aquí el psicólogo deportivo trabaja de forma mucho más personalizada. Puede acompañar a un joven nadador que quiere mejorar sus salidas, a un tenista amateur que no logra controlar su enfado cuando falla, o a una ciclista que se está preparando para su primera competición importante.
Instituciones educativas y clubes deportivos
En colegios, institutos, universidades o clubes de barrio, el psicólogo deportivo cumple un papel importantísimo, aunque a veces poco visible. Porque cuando el deporte forma parte de la educación, hay muchas cosas en juego más allá del marcador.
Aquí el trabajo se centra sobre todo en los valores y en la formación emocional. Ayuda a que los estudiantes aprendan a convivir con la competición sin ansiedad, a saber ganar sin creerse superiores, y a perder sin hundirse. También se hacen sesiones con entrenadores y familias para construir un entorno que priorice el bienestar, no solo los resultados.
La figura del psicólogo deportivo se ha convertido en una pieza clave dentro y fuera de la competición. Ya no es solo para “los que tienen un problema”, como se pensaba hace años. Hoy su trabajo está en el día a día: ayudando a un estudiante que no encuentra la motivación, a una jugadora que quiere ganar confianza tras una lesión o a un equipo que necesita mejorar su comunicación. Si te interesa este mundo y quieres dedicarte a acompañar a deportistas en ese proceso, el Máster en Psicología del Deporte de la Universidad UNIE es una buena forma de empezar: con una formación práctica, actual y enfocada en lo que de verdad pasa dentro del campo... y en la cabeza.