¿Por qué es importante el mindfulness en psicología?

Durante siglos, el mindfulness fue una práctica profundamente arraigada en la filosofía budista, entendida como una forma de cultivar la atención plena y vivir el presente con aceptación. No fue hasta mediados del siglo XX cuando este enfoque milenario comenzó a entrar en el terreno de la ciencia y la salud mental.

Fue entonces cuando psicólogos y médicos comenzaron a explorar cómo esta actitud de consciencia podía convertirse en una herramienta terapéutica usada en muchas de sus sesiones. Desde entonces, el interés por esta práctica no ha dejado de crecer, y hoy forma parte del repertorio de otras muchas intervenciones psicológicas avaladas por la evidencia científica.

Pero ¿qué ha hecho que el mindfulness se haya ganado un lugar tan importante en la psicoterapia contemporánea? La respuesta está en su capacidad para ayudar a las personas a reconectar con su cuerpo, su respiración y sus emociones. Por eso también se ha convertido en una pieza clave en la formación de futuros psicólogos, algo que también se aborda en el Máster Universitario en Psicología General Sanitaria de UNIE Universidad.

¿Qué es el mindfulness?

El mindfulness es una práctica que consiste en prestar atención al momento presente de manera intencional.

Y no hablamos solo de meditar con los ojos cerrados. El mindfulness se ha adaptado para acompañar procesos terapéuticos muy concretos: gestionar la ansiedad, mejorar el estado de ánimo, regular emociones difíciles o aprender a convivir con pensamientos que nos hacen ruido.

Aplicaciones del mindfulness en psicoterapia

Terapia dialéctico-conductual (TDC)

Una de las terapias donde más se utiliza el mindfulness es la TDC. La diseñó Marsha Linehan para ayudar a personas que viven con emociones muy intensas o que tienen dificultades para relacionarse. Por ejemplo, se usa mucho con personas con trastorno límite de la personalidad. En este enfoque, el mindfulness sirve para poner un poco de pausa: observar sus pensamientos y emociones sin reaccionar de manera impulsiva, facilitando una mayor autorregulación emocional.

Reducción del estrés basada en mindfulness (MBSR)

Otro ejemplo muy conocido es el programa MBSR, creado por Jon Kabat-Zinn. Se trata de un entrenamiento en mindfulness para aprender a manejar el estrés, el dolor y otros malestares físicos o emocionales. Dura unas ocho semanas y combina meditación, ejercicios corporales suaves y algo de psicoeducación. Se ha probado en muchos entornos: desde hospitales hasta empresas, y los resultados han sido muy positivos.

Terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT)

Esta terapia está pensada sobre todo para personas que han pasado por varios episodios de depresión y quieren evitar recaídas. Aquí, el objetivo es aprender a notar e identificar cuándo empiezan a aparecer esos pensamientos negativos, sin dejar que se apoderen de todo y desvincularse de ellos. En vez de luchar contra ellos, se observan desde fuera. La MBCT ha demostrado ser muy eficaz, incluso comparable a la medicación en algunos casos.

Beneficios del mindfulness para la salud mental

Reducción del estrés y la ansiedad

Uno de los efectos más conocidos del mindfulness es que ayuda a bajar el estrés y la ansiedad. Hay estudios que demuestran que, al practicarlo con frecuencia, se reduce el nivel de cortisol (la hormona del estrés). Pero más allá de eso, muchas personas dicen que se sienten menos ‘atrapadas’ por sus preocupaciones.

Mejora de la concentración y la memoria

Otro beneficio claro tiene que ver con la atención. Vivimos rodeados de estímulos, notificaciones y en un mundo que parece que va a velocidad x2. El mindfulness nos entrena para estar más enfocados, para no dispersarnos tanto. Y eso se nota en cosas muy cotidianas: estudiar, trabajar, recordar una conversación. Incluso se ha visto que esta práctica puede mejorar zonas del cerebro relacionadas con la memoria y el aprendizaje.

Regulación emocional y manejo de pensamientos intrusivos

Por último, el mindfulness nos ayuda a llevarnos mejor con nuestras emociones. No para ignorarlas o hacerlas desaparecer, sino para entenderlas y gestionarlas de forma más sana. También es muy útil cuando aparecen esos pensamientos molestos o repetitivos que no nos dejan en paz. En vez de engancharnos a ellos, aprendemos a dejarlos pasar sin que nos afecten tanto. Esto es especialmente útil para personas con ansiedad o depresión, pero también para cualquiera que quiera sentirse más en equilibrio consigo mismo.

Técnicas de mindfulness en psicología

El mindfulness no es algo que se quede en los libros o en una clase teórica. Se entrena, se practica, y poco a poco se convierte en una forma de estar más presente en lo que vivimos.

Escaneo corporal

Esta técnica es perfecta si te cuesta desconectar del cuerpo y vives con tensión. Se trata de recorrer mentalmente tu cuerpo, parte por parte, prestando atención a cómo se siente cada zona. Desde los dedos de los pies hasta la cabeza. ¿Hay tensión? ¿Hormigueo? ¿No sientes nada? Todo vale. El objetivo no es cambiar lo que sientes, sino observarlo. En terapia se usa mucho para ayudar a las personas a reconectar con su cuerpo y aprender a detectar señales de malestar antes de que se acumulen.

Atención a la respiración

Aquí la idea es usar la respiración como ancla. Es decir, cuando te sientas nervioso, agobiado o con mil cosas en la cabeza, puedes parar unos minutos y simplemente observar cómo estás respirando. ¿Es rápida? ¿Superficial? ¿Lenta? Solo observarla ya empieza a calmar el cuerpo. Algunas personas cuentan hasta cuatro al inhalar y hasta seis al exhalar. Otras simplemente se centran en cómo el aire entra por la nariz y sale por la boca.

Caminata consciente

Sí, caminar también puede ser una práctica de mindfulness. No hace falta estar sentado en silencio para entrenar la atención. Cuando caminas conscientemente, prestas atención a cómo se mueven tus pies, cómo se apoyan en el suelo, qué sonidos hay a tu alrededor, cómo te sientes al andar. Puedes hacerlo por la calle, en el parque o incluso en casa.

Integración del mindfulness en la psicología clínica

En los últimos años, el mindfulness se ha ido haciendo un hueco en muchas consultas de psicología. Ya no es algo “alternativo” o “espiritual”, sino una herramienta práctica que se puede aplicar en distintos tratamientos. Se utiliza para ayudar a las personas a gestionar mejor sus emociones, a no dejarse arrastrar por los pensamientos negativos y a cultivar una relación más amable consigo mismas.

En lugar de decirle a la persona “cambia lo que piensas”, se le enseña a observar esos pensamientos como lo que son: pensamientos, no verdades absolutas. Y eso, muchas veces, marca una gran diferencia en el proceso terapéutico.

Eficacia de las intervenciones basadas en mindfulness

¿Y funciona realmente? Pues sí, y no lo dicen solo quienes lo practican, sino que está corroborado por muchos estudios científicos. El mindfulness ha demostrado ser eficaz para reducir síntomas de ansiedad, estrés, insomnio, e incluso para prevenir recaídas en personas que han tenido depresión. También se ha visto que mejora la calidad de vida, el bienestar y hasta la capacidad de concentración.

La clave no está en hacerlo perfecto, ni en meditar durante horas. La clave está en ser constante, aunque sea unos minutos al día. Como cualquier entrenamiento, sus efectos se notan con el tiempo. Y en psicología, cada vez se valora más no solo por lo que ayuda a los pacientes, sino también por cómo transforma la relación que cada uno tiene consigo mismo.

Si después de leer este artículo te ha picado la curiosidad, la buena noticia es que puedes empezar a practicar mindfulness hoy mismo, sin necesidad de grandes preparativos ni materiales especiales. Basta con dedicar unos minutos a observar tu respiración, prestar atención a las sensaciones de tu cuerpo o simplemente caminar con conciencia plena. Y si sientes que este camino te llama más allá de la práctica personal, y te interesa profundizar en cómo aplicar estas herramientas en el ámbito de la salud mental, puedes explorar el Máster Universitario en Psicología General Sanitaria de UNIE, una formación que te permitirá integrar el mindfulness en tu desarrollo profesional.