
Importancia de la formación continua del profesorado en la educación actual
“La educación no cambia al mundo: la educación cambia a las personas, y las personas cambian el mundo.” — Paulo Freire
Los docentes saben bien que enseñar nunca ha sido un trabajo estático. Cada curso trae consigo nuevas metodologías, herramientas digitales que se incorporan al aula y una realidad social que evoluciona a toda velocidad. Por eso, la formación continua es una necesidad real para seguir conectados con las generaciones que aprenden de nosotros.
Por eso, hablar de formación continua significa abrirse a nuevas formas de enseñar, más activas y digitales, y a un contacto mucho más cercano con lo que realmente necesita el alumnado.
Dar un paso más en los estudios es una de las formas más claras de crecer como profesional y, al mismo tiempo, de reforzar la vocación docente. En UNIE Universidad, ofrecemos programas como el Grado Universitario Virtual en Educación Infantil o el Grado Universitario Virtual en Educación Primaria, pensados para acompañar a los docentes en su desarrollo profesional, con una formación flexible, adaptada a la vida real y que permite avanzar sin dejar de lado la experiencia en el aula.
¿Por qué la formación continua es clave para los docentes de hoy?
El contexto actual y los nuevos retos educativos que exigen actualización
Hoy ser docente no es solo dar clase siguiendo un libro. El aula se ha convertido en un espacio mucho más complejo: alumnado con diferentes niveles, ritmos y realidades sociales, familias que piden más implicación, nuevas leyes que reclaman competencias digitales e inclusión…
A esto se suma algo que muchos profesores repiten: la formación inicial en la universidad no siempre les preparó para lo que se encontraron al entrar en un colegio o instituto. Según una encuesta reciente, tres de cada cuatro docentes opinan que lo aprendido en la carrera no encaja con la realidad de las aulas.
En resumen, la enseñanza está dejando de ser un trabajo rutinario para convertirse en un ejercicio continuo de adaptación. Y ahí es donde entra en juego la formación continua.
Beneficios de la formación continua del profesorado
Mejora de la calidad educativa y de los resultados del alumnado
Introducir dinámicas cooperativas, usar la evaluación formativa o aplicar proyectos prácticos no solo hace que las clases sean más participativas, sino que también ayuda a que el alumnado entienda mejor los contenidos y se implique más.
Por ejemplo cuando un docente aprende a diseñar rúbricas o a gestionar herramientas digitales, puede ofrecer un feedback más concreto y adaptado. Eso mejora los resultados porque cada estudiante sabe en qué debe mejorar y cómo hacerlo.
Aumento de la motivación y desempeño de los docentes
Formarse no solo tiene un impacto en los alumnos, también lo tiene en los propios docentes. Descubrir una nueva técnica, probarla en clase y comprobar que funciona da un chute de motivación enorme. Esa energía se traduce en más confianza, más ganas de innovar y menos sensación de rutina.
Otro aspecto importante es la comunidad. Los cursos, talleres o redes de formación docente permiten conocer a compañeros con las mismas preocupaciones.
Mayor adaptación a las metodologías activas y digitales
Usar plataformas educativas, trabajar con proyectos, grabar vídeos explicativos o gestionar clases híbridas ya forma parte del día a día. La diferencia está en cómo se hace: improvisar suele generar frustración, mientras que una formación específica convierte esas herramientas en aliadas.
No se trata de acumular apps, sino de integrarlas en un plan pedagógico con sentido. Y lo mismo ocurre con metodologías como el aprendizaje basado en problemas o el flipped classroom: requieren formación para aplicarse bien.
Cómo seguir avanzando: de FP Superior a grado universitario
Ventajas de continuar con estudios de nivel superior
Para muchos docentes, la FP de Grado Superior es un primer paso. Pero continuar con un grado universitario abre más puertas: mejora las condiciones laborales, da acceso a especializaciones y permite aspirar a puestos de mayor responsabilidad dentro del sistema educativo.
Además, en la práctica, muchas universidades reconocen créditos del FP, lo que reduce la duración de la carrera. Esto significa menos asignaturas por cursar y la posibilidad de avanzar más rápido hacia un perfil más completo.
Requisitos y vías de acceso según el nivel previo
El camino está bastante claro: con un título de Técnico Superior puedes entrar en la universidad. La nota de admisión depende de la media del ciclo, aunque si quieres optar a carreras con mucha demanda, es recomendable presentarse a la fase específica de la EBAU para subir puntos.
Según la rama de estudios, algunas asignaturas ponderan más que otras, así que conviene revisar con antelación qué materias te ayudarán a mejorar tu nota. Cada comunidad autónoma y cada universidad marca sus propios criterios de reconocimiento, de modo que lo mejor es informarse antes de dar el paso.
Consejos para la transición de un nivel a otro
- Elige una carrera relacionada con tu FP para aprovechar convalidaciones y tener un camino más fluido.
- Saca la mejor nota posible en el ciclo: es tu carta de presentación.
- Haz la fase específica si necesitas mejorar la admisión.
- Infórmate de las notas de corte de años anteriores y de las condiciones de cada universidad.
- Si trabajas, valora modalidades online o semipresenciales que te permitan compaginar ambas cosas.
Con organización y planificación, el salto de la FP al grado es totalmente viable y, a medio plazo, una gran inversión profesional.
Retos y barreras en la formación continua del personal docente
Claro que no todo es tan fácil. La formación continua también tropieza con varios obstáculos. El primero suele ser el tiempo: muchos cursos se organizan fuera del horario escolar y resultan difíciles de encajar con la carga de trabajo y la vida personal. A esto se suma la cuestión de los recursos, ya que no todos los centros ni comunidades cuentan con presupuesto suficiente para costear programas de calidad o garantizar una infraestructura tecnológica adecuada.
Otro problema habitual es el enfoque de los cursos: en muchas ocasiones son demasiado teóricos y poco conectados con la realidad del aula, lo que hace que muchos docentes salgan con la sensación de no poder aplicar lo aprendido al día siguiente. Y, por último, está la burocracia: convalidaciones, homologaciones o permisos que alargan los procesos y acaban desmotivando a más de uno.
Al mirar hacia atrás, todo lo que hemos hablado sobre la importancia de la formación continua, sus beneficios y también sus obstáculos, queda claro que seguir aprendiendo no es una opción, es una necesidad. Si te interesa dar un paso más allá, opciones como el Grado Universitario Virtual en Educación Infantil o el Grado Universitario Virtual en Educación Primaria de UNIE ofrecen un camino ideal para docentes que quieren elevar su impacto.